En 1606 santa Rosa del Per visti el h bito de Terciaria Dominica y se recluy en una caba a. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era una corona de espinas. Su amor a Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de l, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encend a. Durante quince a os sufri la persecuci n de sus amigos y conocidos, mientras su alma se sum a en la m s profunda desolaci n espiritual. El demonio la molestaba con violentas tentaciones y el nico consejo que supieron darle aquellos a quienes consult fue que comiese y descansase. M s tarde, una comisi n de sacerdotes y m dicos la examin y dictamin que sus experiencias eran sobrenaturales. Rosa pas los tres ltimos a os de su vida en la casa de don Gonzalo de Massa, cuya esposa le ten a particular cari o. Durante la enfermedad que precedi a su muerte, rezaba: Se or, aum ntame los sufrimientos, pero aum ntame en la misma medida tu amor. Muri el 24 de agosto de 1617, a los treinta y un a os de edad.