Afirmamos la necesidad de subscribirnos a los credos y confesiones históricos, pues la verdad no es nueva y la obra iluminadora del bendito Espíritu Santo ha estado con la Iglesia desde el principio; pero afirmamos también que vivimos en una batalla presente que exige una renovada afirmación de las antiguas verdades de la Palabra de Dios. Esa es la esencia de esta excelente obra de John Gill, un tratado que abraza fuertemente el trinitarismo ortodoxo con una renovada defensa exegética y teológica, apropiada para la necesidad de sus días.